MELANCOLIA I DE ALBERTO DURERO

  Si me preguntaran cual es mi artista preferido del renacentismo, diría sin dudarlo Leonado (los que me conocéis sabeis que siento debilidad por él), pero no menos representativo  de ésta época es Alberto Durero.  Hoy me centraré en su enigmático grabado Melancolía I. Ultimamente se ha hablado mucho sobre esta obra, debido a la mención que Dan Brown hace en su último libro "El Símbolo Perdido", el cual hace poco que me he leído y he de decir, que siguiendo en la misma línea que "El Código Da Vinci" es bastante entretenido.
  Para empezar a hablar de ésta obra y de la interpretación que muchos le han dado, no podemos pasar por alto que su autor aglutinaba conocimientos de filosofía y alquimia. El, al igual que el genial Leonardo, entre otros, ha sido considerado otro artista más de los que ocultaban símbolos en sus obras.
  La interpretación que a continuación voy a exponer de éste misterioso grabado, no se si es la correcta, pero a mi modesto entender es la más interesante e incluso me atrevería a decir que es la más certera.

 La figura protagonista, está sentada en posición pensativa y provista de unas enormes alas, representando un ¿angel?. Con una mano sostiene un compás y su rostro está en sombra. A su alrededor vemos un perro famélico, símbolo de melancolía y locura y símbolo del azufre según los alquimistas. Podemos ver objetos como un reloj de arena, una balanza, una escalera, un cuchillo, una esfera; elementos que no parecen tener nada en común, pero que pueden significar muchas cosas.
  Junto al niño, hay un poliedro y una escalera de siete peldaños que asciende hacia la torre de la que no se ve el final. Junto a la escalera, un animal que parece ser un murciélago sosteniendo un cartel en el que se puede leer el título de la obra.  En el poliedro se puede apreciar un rostro humano difuminado.
  El hecho de que el rostro del ángel sea oscuro, por supuesto no es casual ya que simboliza la "bilis negra", es decir, el estado de melancolía (el nigredo, como proceso alquimico). En la antigüedad, sobre todo en el renacimiento existía la teoría de que el ser humano estaba influído  física y anímicamente por cuatro fluídos: sanguíneo, colérico, flemático y melancolía. La mezcla de estos cuatro, determinaba el caracter y la personalidad del individuo. También influían, como no, los efectos de algunos planetas, las cuatro estaciones, los cuatro puntos cardinales, los cuatro elementos (tierra, aire, fuego y agua), los cuatro vientos etc...

  En cuanto a la balanza y el reloj de arena, son símbolos de Saturno, según la alquimia. Como véis, nada es casual.  Pero la parte más misteriosa de ésta obra es la que está bajo la balanza, campanilla y reloj de arena:  EL CUADRO MAGICO. 
Este cuadro no es nada más (ni nada menos) que una matriz mágica, una especie de sudoku para genios, en la que cada hilera, cada columna, cada diagonal, las cuatro esquinas y su corazón suman 34. Si la matriz mágica la hiciéramos hoy en día con un programa de ordenador por ejemplo, observaríamos que los dos números que se encuentran en los cuadros centrales de la fila de abajo, (15 y 14), estarían cambiados, es decir uno en el lugar del otro. Pero el hecho de que esten así, tampoco es casual.  Durero, quiso representarlos así, para plasmar el año de la obra, 1514.  Pero ésto no es todo, hay quien va más allá, y han interpretado en el cuadro mágico, la fecha de la muerte de la madre del artista en la primera fila ;16 3 2 13; es decir 16 de Mayo de 1514, osea 16 del mes 5 (3+2) del año 4 (3+1). No se, puede ser, por que no?.
  Pero aún hay más. Si unimos con una línea los cuatro primeros números ;1,2,3 y 4, simbolizando a alfa (el principio), y con otra línea los cuatro últimos, 13,14,15 y 16, simbolizando a omega (el fin), saldría un trazo parecido al símbolo masón de la escuadra y el cartabón, es decir, dos ángulos, uno a la inversa del otro.
  Podemos observar esta obra, viendo simplemente un grabado, bonito o feo, que nos puede gustar o no, viendo un conjunto de objetos y personajes sin mucho sentido, o bien podemos mirar mas allá y ver un grabado lleno de simbolismo y realizado con un gran conocimiento del arte, matematica, alquimia y filosofía. 
  Dicho lo cual, después de estudiar este grabado e interpretar la magia y simbolismo de ésta manera, incluyo por supuesto a Durero entre otro de los genios del renacimiento, que quiso decir muchas cosas en sus obras, al igual que Leonardo o Miguel Angel, y cito a éste último, por la teoría de algunos de que su obra de la Capilla Sixtina, contiene un mensaje oculto. Pero éste tema, mejor, lo dejaremos para otra ocasión.